GRACIAS,  JOSE LUIS OCHOA

 

Si la nota dijera... no es una nota la que hace la música...

no habría sinfonía.

 

Si la palabra dijera... no es una palabra la que puede hacer una página...

no habría libro.

 

Si la piedra dijera... no es una piedra la que puede hacer una pared...

no habría casa.

 

Si la gota dijera... no es una gota la que puede hacer un río...

no habría océano.

 

Si el grano dijera... no es un grano de trigo el que puede sembrar un campo... no habría cosecha.

 

Si las personas dijeran... no es solo un gesto lo cambiará el mundo...

jamás habría justicia, paz, solidaridad y compromiso en la lucha por ese otro mundo posible y necesario.

 

Como la sinfonía necesita cada nota...

Como el libro necesita cada palabra...

Como la casa necesita cada piedra...

Como el océano necesita cada gota de agua...

Como la cosecha necesita cada grano de trigo...

 

Como ese otro mundo posible necesita de ti, de tu legado... de todas nosotras.

 

Somos nota, palabra, piedra, gota, grano, compromiso. Somos personas y juntas hacemos lo colectivo, lo comunitario, lo transformador.

 

Cogiendo fuertemente los testigos para seguir esta carrera de fondo hacia una sociedad más justa que, como bien sabia José Luis, necesita también de una economía social, solidaria y transformadora para alcanzarla.

 

 

Nos invade la tristeza por la marcha de José Luis Ochoa, producida así, de repente, sin hacer ruido, sin llamar la atención y sin darnos opción a despedirnos…como suelen suceder las cosas importantes.

 

Nos invade una enorme tristeza porque sentimos que hemos perdido a alguien importante y necesario en la construcción de una sociedad más justa.

 

Pero, por encima de tristezas, queremos darle las gracias por su vida. Por su opción vital por los empobrecidos, superando el individualismo y el consumismo y trabajando codo con codo con la gente de su barrio.

 

Hizo de la fraternidad una de sus banderas, y de lo colectivo y cooperativo una forma de ser y de hacer; lo que le llevó a implicarse en el movimiento vecinal, la búsqueda de futuro para los jóvenes, a unir fuerzas y recursos en la Fundación Adunare, y a ser fermento y cimiento de Coop57 en Aragón. Todo ello, con el objetivo de luchar contra la pobreza y las estructuras que producen esas pobrezas.

 

Se nos ha ido una excelente persona, un referente de muchas cosas. Un infatigable, como ha demostrado hasta el último momento. Ha sido un lujo poder compartir su compromiso, forma de ser y de hacer, su ternura y su sonrisa.

 

Nos quedamos con su intervención en la pasada Asamblea Estatal de Coop57 lleno de esperanza, haciendo un reconocimiento a los jóvenes y animando para continuar en la tarea. Ese es tu testigo, al que intentaremos permanecer fieles.

 

 

 

¡Hasta siempre José Luis! Te queremos